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7.05.2011

1ra Parte. La Lucha por las Libertades desde las Redes Sociales.

Por: Sabrina M. Rivas Pérez
     
En el tiempo donde la lucha armada por la democracia era el acontecer diario nadie imaginó que cincuenta años después el escenario de las batallas sería tan distinto. La era de la información trajo consigo algo más que Wikipedia, Google y música gratis, transformó la forma en la que nos comunicamos y nos relacionamos con nuestro entorno.

Los programas televisivos y de radio, los periódicos, empresas y marcas comerciales, toda la fauna del ecosistema político y farandulero, así como también uno que otro ciudadano con ansias de ser famoso se han suscrito a las diversas redes sociales con tal de promocionar sus productos, fingir que son más accesibles, canalizar quejas de índole social, informar hasta al más despistado, convocar huelgas, paros y piquetes, o simplemente hacer parte de su existencia a toda persona con una vida menos interesante que la suya, pero este no es el punto de este artículo.

El convertir las causas sociales en herramientas de mercadeo para ganar adeptos que se identifiquen con X o Y institución es la nueva tendencia. Muchos se escandalizarán ante esta idea, pues el reavivamiento de la clase media dominicana en pro de la defensa de sus derechos ciudadanos nunca podría desembocar en consecuencias negativas, sin embargo, el simple “llamado a” no es suficiente y veo nuevamente como las masas son sub utilizadas como mecanismo de presión en temas que interesan solo a una parte y de los que ni siquiera nos enteramos camuflageados en convocatorias de interés común.

Como las multitudes no preguntan, es más fácil intentar convencer a un millón y en esa apatía está el éxito relativo que han experimentando ciertas propuestas; el propósito de este artículo es que cada individuo analice detenidamente todo lo que apoya, “sigue” o “le gusta”. Al identificarse con alguien o algo, nos volvemos parte de ello, por eso es recomendable que antes de dar el visto bueno o emitir algún juicio de valor sobre una situación investigue todas las propuestas que presenta y los efectos positivos y negativos que acarrearía su puesta en ejecución, los esfuerzos tangibles en pro de la causa, así como el plan de acción que garantizará su efectividad; aunque la institución sea sin fines de lucro, recuerde que toda organización debe ser autosustentable por lo tanto, siempre es bueno saber la procedencia de los fondos con los que trabaja la Institución que apoyamos y de esta forma nos daremos cuenta del sector al cual está vinculada. Es cierto que conocer todos estos detalles sería sumamente difícil, no obstante, el ser responsable y asumir una actitud distinta hacia los problemas que nos aquejan requiere que nuestro sentido crítico se agudice, y que nuestras acciones hablen por sí mismas.  

Las campañas estructuradas para expresar el sentir de la sociedad que no tienen el interés de educar a sus seguidores adecuadamente sobre las reformas que proponen tienden a gastarse rápidamente, provocando que para próximas convocatorias el apoyo por la red sea “masivo” y la asistencia escueta, convirtiéndose en meras expresiones de desahogo ciudadano que no generan cambios ni de pensamientos ni de decisiones. Estas iniciativas que aplaudí en un momento, pues las vislumbré como la salida triunfal de la animadversión que caracteriza al joven dominicano de los tiempos actuales, se han mediocretizado tanto, que llegará un día en el que no serán tomadas en serio, afectando de esta manera acciones futuras o presentes.

1 comentario:

  1. Sabrina, me identifico mucho con tu artículo, en particular aquí: "el ser responsable y asumir una actitud distinta hacia los problemas que nos aquejan requiere que nuestro sentido crítico se agudice, y que nuestras acciones hablen por sí mismas".

    Desde muy niña he apostado a fomentar el pensamiento crítico entre los dominicanos, porque no podemos seguir confiando nuestra nación y nuestra suerte a las decisiones de las mayorías que apoyan a todos los que tienen el poder de influir en ellos; una ciudadanía crédula, desinformada e irreflexiva.

    En este país no sólo es necesario elevar los niveles de educación, si no también los niveles de civismo. Enseñarle a las personas a tomar decisiones acertadas, a cuestionar, a razonar también va a mejorar su futuro y los convertirá en entes sociales más valiosos.

    En momentos como estos, donde no se sabe quienes son los buenos y quienes son los malos, se hace necesario la existencia de personas que puedan crear una duda y sacarnos de la oscuridad y darnos elementos que nos permitan edificarnos y construir nuestro propio criterio; líderes sin intenciones ocultas que puedan sembrar la chispa que nos haga buscar y ver más allá de lo que damos como verdadero y válido.

    Desde muy dentro de mi siento el compromiso y la necesidad de formar parte de la transformación social que necesitamos como nación, solo que esta vez apuesto a una iniciativa diferente que no involucra al estado dominicano, ONG's u organizaciones sin fines de lucro, si no de cada uno de nosotros como ciudadanos.

    Ahora es buen momento para que empecemos a fomentar el cambio en nuestros círculos,*con el ejemplo, con nuestra acciones, con nuestra conducta*, y así inyectar en los demás esa misma chispa, y poco a poco impulsar un cambio positivo. Creo firmemente que el cambio es posible sólo si cada uno de nosotros nos comprometemos con él...

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