Introducción
La incertidumbre con respecto al futuro
y las consecuencias naturales de los disturbios y las olas de violencia
desatadas por las luchas en pro de reformas sociales y políticas que se iniciaron
con la Revolución de los Jazmines en Túnez y que se ha extendido por todo el
Magreb complejizan cada día más los procesos de negociación entre árabes e israelíes.
El tema cobra importancia para Latinoamérica
pues a remembranza de los israelíes en Estados Unidos, la presencia creciente
de personas de origen palestino o judío otorga otro cariz al conflicto. Muchas
de estas familias han adquirido a través de los años poderío económico y
social, llegado a convertirse en focos de presión moderados a lo interno de las
naciones, nuestro país es solo una pequeña muestra, apellidos tan sonoros como
Khoury, Haché, Majluta, Kassé Acta,
Selman, Fadul, Cohen, Curiel y otros son conocidos por sus grandes
inversiones en el sector privado y su constante involucramiento en el orden
político dominicano.
Considerando que los hechos históricos
que dan origen al conflicto han sido documentados en incontables ocasiones, el
enfoque abordado por este ensayo parte desde el estancamiento de las
negociaciones iniciadas en septiembre del 2010, examinando detenidamente sus
causas y consecuencias, aborda particularmente los puntos más espinosos de las
negociaciones confrontando las distintas versiones de las partes respecto al
mismo y por último intenta recrear un nuevo panorama del conflicto a raíz de
los últimos hechos acontecidos en los países del Magreb.
Oportunidades Latinoamericanas entre los Retos de un Medio Oriente
Revuelto
Como respuesta al estancamiento de
las conversaciones sobre la búsqueda de soluciones al conflicto
palestino-israelí, que por iniciativa norteamericana resurgieron en septiembre del
año 2010, las autoridades palestinas han modificado la estrategia. Ante la
postura inflexible del Estado de Israel se han dedicado a promover el
reconocimiento de su Estado como libre, soberano e independiente en los países
miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU); el último blanco han
sido los países latinoamericanos, probablemente, debido a la reactivación de la
participación de estos en los foros internacionales y a la intervención cada
vez más profunda en las dinámicas globales, provocando que los líderes
latinoamericanos se consoliden como grandes mediadores o figuren como piezas estratégicas en los
procesos de negociación en cuanto a la resolución de conflictos.
La
posibilidad de inclinar la balanza, a fin de equilibrar fuerzas el
reconocimiento del Estado Palestino se
extiende abiertamente por Latinoamérica sumando países como Venezuela[1],
Brasil, Argentina Bolivia, Ecuador, Uruguay, Paraguay y Guyana, otros como
Chile asumen una posición relativamente ambigua, apoyando la constitución de un
Estado Palestino, independiente, pero sin referirse a la demarcación
territorial, la cual corresponde a las fronteras trazadas previamente a la
Guerra de los Seis Días de 1967, que incluye a Cisjordania, la Franja de Gaza y
Jerusalén Oriental. Netanyahu ha respondido negativamente, alegando que las
decisiones unilaterales de Palestina alejan cada día más la solución mediante
un proceso de negociación.
La
postura expresada por los países de la región, a opinión de ciertos
especialistas, no es casual. En el marco del cambio estratégico regional que se
viene gestando a instancias del presidente venezolano Hugo Chávez, este
fenómeno tiende a estrechar las relaciones de las naciones latinoamericanas con
la potencia emergente brasileña y está orientado a declinar progresivamente la
influencia norteamericana al tiempo que consolida el liderazgo de Brasil en el
hemisferio.
Los escasos progresos
logrados en los procesos de negociación que se remontan mucho más allá de 1946,
se desvanecen en la búsqueda de una solución que no llega. Algunas de las
propuestas planteadas versan sobre la creación de un Estado binacional, sin
embargo la que cuenta con mayor apoyo popular es aquella que promueve la creación
de dos estados independientes, semejante a lo acordado en Resolución 181 (11) aprobada
por la Asamblea General de la ONU en el año 1947.[2]
Examinando ambas opciones y tomando en
cuenta las opiniones expresadas por las partes involucradas, podemos concluir
lo siguiente:
·
Estado binacional:
De acuerdo a lo expresado por el embajador israelí Rafael Schutz[3],
debido al aumento persistente en la cantidad de refugiados palestinos[4],
pues “hay que mantener el problema vivo
para aniquilar a Israel”, desde el punto de vista numérico el retorno de los refugiados palestinos
significaría el fin de la existencia del estado de Israel o de Israel como
estado judío, además históricamente Israel no aprueba la formación del Estado
Palestino, en las condiciones presentadas por la OLP, bajo el alegato que nunca
ha existido pues antes de ser planteada esta posibilidad entre 1948 y 1967 los
territorios de Cisjordania y Gaza estuvieron bajo gobierno jordano y egipcio
respectivamente. Por otro lado grupo extremistas islámicos que no pertenecen a
la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), pero que cuentan con
gran apoyo popular como Hamás o la Yihad Islámica Palestina tienen como
objetivo la destrucción del Estado Israel y la creación de un Estado islámico
palestino único, estos grupos son considerados organizaciones terroristas por
gran parte de la comunidad internacional, debido a sus constantes atentados
contra civiles desarmados.
·
Estados Independientes:
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, acepta que debería haber un
Estado Palestino, así como también una retirada israelí de ciertas partes de
Cisjordania. El punto de conflicto radica en la exigencia de los palestinos acerca de la
devolución de los territorios tomados por Israel durante la Guerra de los Seis
días (Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, la península del Sinaí y los
Altos del Golán, Siria) y aquí se bifurca el tema sobre la soberanía de Jerusalén,
donde además de ser el lugar más importante para las tres principales
religiones monoteístas del mundo (Judaísmo, Islamismo y el Cristianismo), es el
centro político y económico de Israel.
Otro
punto de discordia lo constituye el rechazo de Israel a ampliar una moratoria
sobre la construcción de asentamientos judíos en los territorios de Cisjordania
y en el este de Jerusalén. El 25 de febrero pasado se anunció la disolución de
la Unidad de Apoyo a la Negociación, dependiente de la OLP, tras la dimisión
del jefe Saeb Erekat, la falta de perspectivas de diálogo con Israel y la
disgregación de los principales negociadores estadounidenses, entre ellos Dan
Shapiro y George Mitchell, sumado a la gran decepción que provoco el veto de Estados Unidos a una resolución del
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que condenaba la construcción de
asentamientos israelíes en los territorios ocupados y que contaba con el vota
afirmativo de los 14 miembros restantes.[5]
Extracto
del articulo “Colonias judías, un desafío”, publicado el 3 de marzo del 2009.[6]
“La
solución de los dos Estados contempla un país llamado Palestina en coexistencia
con Israel. Sin embargo, muchos creen que la permanencia de los asentamientos
judíos y su infraestructura hace imposible el establecimiento de un Estado
palestino. Las tres áreas -Gaza, Cisjordania y el este de Jerusalén están
separadas", dijo Allegra Pacheco, de la oficina humanitaria de las
Naciones Unidas en los territorios palestinos.
“Israel
controla el este de Jerusalén y gran parte de Cisjordania. Hay un muro que
divide el este de Jerusalén de Cisjordania y evita que la mayoría de los
palestinos acceda a mejores escuelas y hospitales o acudan a orar a mezquitas e
iglesias allí.
“Cada vez más el territorio del este de
Jerusalén es entregado a los colonos judíos. Asimismo, dentro de Cisjordania
hay más de 600 obstáculos físicos colocados por Israel que bloquean el
movimiento de los palestinos", continuó Pacheco.
“Los
asentamientos israelíes ocupan el 60% de ese territorio y están dispersos por
doquier. Esto fragmenta aún más las tierras y perjudica la economía y la posibilidad
de mejorar la situación palestina.
Israel
afirma que esto podría cambiar con la paz. En cuanto a las colonias, los
puestos de control y el muro, insiste en que pueden ser retirados. Pero los
palestinos se concentran en lo que llaman "hechos en el terreno" y se
muestran pesimistas.”
Otras cuestiones que representan intereses
contrapuestos son aquellas concernientes al “derecho de retorno” de los
refugiados palestinos y el temor judío de la implantación de un gobierno
palestino basado en grupos fundamentalistas islámicos como el grupo Hamás, atentando
de esta manera contra la seguridad de Israel, por otro lado las autoridades
palestinas consideran que la actual dependencia entre los estados fortalece
significativamente las organizaciones extremistas.
En
el tema del Derecho de retorno, el Emb. Rafael Schutz[7]
lo ha calificado como ficticio o inexistente. Los argumentos alegados sostienen
que no existen precedentes históricos en cuanto a este debate, cita los casos
del fin de la colonización británica en India y la expulsión de los alemanes
residente en Europa Central y Oriental hacia la Alemania nazi al término de la
segunda guerra mundial, sin que ninguno de estos grupos mantuviera hasta la
actualidad su calidad de refugiados y alegara derecho de retorno.
Actualmente los
procesos de negociación en cuanto al conflicto palestino-israelí están en su
punto más crítico. El informe mensual presentado al Consejo de Seguridad sobre
la situación en Oriente Medio por el coordinador de la ONU para Oriente Medio,
Robert Serry, a finales de febrero de este año apeló a intensificar los
esfuerzos de la comunidad internacional para romper con la situación de bloqueo
de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos. Admitió que las
partes tienen muy poca confianza entre ellas y hacen falta esfuerzos
internacionales para ayudarles a superar sus diferencias.
El panorama es desolador, mientras se
desvanece el vínculo de confianza entre el Estado de Israel y la Autoridad
Nacional Palestina (ANP) creado, básicamente, por el Cuarteto para el
Medio Oriente (Estados Unidos, Rusia, Unión Europea y ONU) Muammar al-Gaddafi
intenta mantenerse en el poder a costa de la sangre de los jóvenes libios. El
escenario de la República Yamahiriyya solo sería más desastroso al imaginarnos
una Libia sin Gaddafi, debido en gran parte a la estructura tribal que aún
permanece en los tiempos modernos y sumado a la inexistencia de verdaderos
líderes opositores al régimen, estos factores se convierten en agravantes que
añadidos al caos reinante pueden desembocar en batallas tribales y divisiones
internas que conlleven la implantación de un nuevo régimen similar al
derrocado.
La cuestión Yemen y Bahrein aun es muy
inestable para elucubrar augurios, sin embargo he aquí, en medio de las perturbaciones
donde se abre un espacio para que América Latina asuma un rol decisivo. La Declaración
de Cap Cana en julio del 2010 señaló el inicio de una serie de procesos que han
desencadenado el interés de la región por sus vecinos del lejano Oriente; las
incidencias directas de las revueltas en la economía de las naciones en vías de
desarrollo de Centroamérica nos obliga a estudiar todas las opciones.
Sin respuesta inmediata aparente, el
conflicto palestino-israelí debe finalizar; la sociedad civil juega un papel
primordial en la concientización sobre la importancia del tema y como elemento
de presión a la Comunidad Internacional. Es adecuado tomar las experiencias que
nos han llevado a promover las grandes transformaciones
en el marco del sistema interamericano de protección a los derechos humanos, a pesar de la heterogeneidad del continente,
es posible realizar o motivar grandes cambios que aboguen por una cultura de
paz y gobiernos democráticos.
La evolución hacia una
justicia social más equitativa ha iniciado en Medio Oriente, es el momento de
promover la idea de gobiernos más democráticos e incluyentes. Palabras más que
ciertas y eternas en el tiempo fueron las pronunciadas por la líder campesina Rigoberta Menchú “La paz no es solamente la ausencia de
la guerra; mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión
difícilmente podremos alcanzar un mundo de paz”.
[1] Venezuela fue de los primeros en reconocer al Estado
Palestino, y tiene como principal aliado
al Presidente Hugo Chávez, quien rompió
en el 2009 las relaciones diplomáticas con Israel acusándole de ser un “Estado
genocida” como consecuencia de la operación militar contra Gaza en diciembre
del 2008, en la que murieron más de 1.400 palestinos, en su mayoría civiles.
[2] El 29 de noviembre de 1947, la
Asamblea General de Naciones Unidas adoptó la Resolución No. 181/11, por la
cual se decide la partición de Palestina en dos Estados independientes: uno
árabe, de 11,800 Kms², otro judío, de 14,500 Kms²; y de un régimen
internacional autónomo para la ciudad de Jerusalén bajo la autoridad de las
Naciones Unidas.
[3] Conferencia “Israel en Medio
Oriente” ofrecida por el embajador israelí en España, Rafael Schutz durante el
coloquio celebrado en Vigo, España el 23 de julio del 2009.
[4] En la conferencia asegura que
para el año 2009 sobrepasaban los 4 millones.
[5] Estados Unidos veta resolución condenatoria
de asentamientos israelíes. Centro de Noticias de la Organización de Naciones
Unidas. 18 de febrero, 2011
http://www.un.org/spanish/News/fullstorynews.asp?newsID=20310&criteria1=EEUU&criteria2=MdoOte
[6] Adler, Katya. Colonias judías,
un desafío. BBC, Jerusalén. 3 de marzo, 2009.
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/international/newsid_7920000/7920954.stm
[7] Obj. Cit. 3
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Este blog le invita a compartir información, experiencias y observaciones sobre los temas que tratan los artículos que se publican. Lo invitamos a que participe en un debate abierto y le pedimos que evite el uso de palabras obscenas, frases de odio, comentarios personales y señalamientos que puedan resultar ofensivos. Gracias por sus opiniones.